sábado, 27 de diciembre de 2014


Mi 2014 

Sinceramente ha sido un año horrible. Desde un poco antes de Enero tuve que ir al psiquiatra y empecé el año con pastillas. Me sentía tan impotente por no poder hacer las cosas por mi misma, por no poder dejar de llorar o dormir sin una pastilla. Me sentí sola. Mi dos grandes amigas se habían ido a estudiar a otros colegios, y acabé con peleas con mi mejor amiga. Aunque se solucionó rápido, las cosas no eran igual. Yo no quería salir de mi casa y mi amiga no entendía porque no quería verla. No iba a explicar lo de los ataques de ansiedad, porque para mí es algo muy difícil de contar ya que no es algo fácil de entender. No me gusta sentirme "la rara" pero es como me he sentido. Por fin el 25 de enero me sinceré por completo, tanto con mis padres como con mis amigas plasmando en una carta todos mis pensamientos. Y admití mis pensamientos suicidas. El 28 acudí al psicólogo y me diagnóstico un trastorno de ansiedad y depresión. Después de ocho inútiles sesiones, el 25 de marzo decidí no ir más. Mentí. Le dije a todo el mundo que mis pensamientos habían desaparecido como los ataques de ansiedad. Pero no podía seguir yendo a ese lugar.
Me prometí a mi misma que cada vez que tuviese un atáquela de ansiedad sonreiría y cada vez que quisiese llorar, soltaría una carcajada. Pero no fue tan fácil. He pasado los meses mas duros de mi vida. He llorado tanto hasta pensar que se me agotarían las lagrimas. Y sin embargo me considero tan fuerte por mirar atrás y ver como supe aguantar cada hostia hasta llegar hasta aquí. Aguanté ataques de ansiedad, y pensamientos tan horribles.. Seguía deprimida, tanto o más que el día que me lo diagnosticaron. Me autolesionaba y era incapaz de contarle absolutamente nada a nadie. Me dolía tanto el pecho que pensaba que me iba a explotar. No quería que nadie sintiese lástima por mi y por eso no conté nada.
El curso avanzó muy lento pero llegaron los exámenes finales. Todavía no me explico como fui capaz de aprobar algo, ya que, lo único que hacía por las tardes era llorar. Juro que intenté estudiar, pero no podía. Me convencí de que había sido vaga y no había estudiado lo suficiente, pero en el fondo me sentía ridícula por haber puesto todo mi esfuerzo en algo que no conseguí, pero ¿como voy a concentrarme estando como estaba? 
Llego el verano, y mis pesadillas, el insomnio, la ansiedad, la tristeza, los cortes, inseguridades.. El peor verano de mi vida. En el fondo agradezco haber tenido que estudiar, porque tenia un motivo por el que levantarme por las mañanas. Me quería demostrar a mi misma que valía para algo, que podía conseguirlo. No me sorprendió mucho, pero mi esfuerzo no se vio reflejado en los resultados, pero conseguí pasar de curso. No creo que haga falta decir que fue el peor verano de mi vida. 
Y llegó septiembre. Me prometí a mi misma que iba a cambiar. Iba a SUPERARME. Estaba tan convencida de poder conmigo.. Pero a las dos semanas de empezar el curso estaba muchísimo peor. El trastorno de ansiedad que hacía seis meses había podido conmigo no tenía NADA que ver con el de ahora. Es horrible sentirse derrotada, vencida y caer en la cama muerta de cansancio a las 9 y acabar temblando con ataques de ansiedad sin poder dormir a las 3 de la mañana. A pesar de todo, cada día me he propuesto salir a la calle con una sonrisa ignorando, una vez más, todos los problemas. 
Pero llegó un día, en el que no podía seguir con esto. Inestabilidad, mareos, insomnio, ansiedad, pesadillas, tristeza.. Mi madre me volvió a llevar al médico el 28 de noviembre y consideró necesaria mi vuelta al psiquiatra. He intentado superarlo por mi misma. He huido de mis problemas, sacando una sonrisa cuando tenia ganas de llorar. He intentado recordar anécdotas graciosas para apagar por momentos la tristeza. Pero el año, lo acabo tal cual lo empecé. El 22 de diciembre he vuelto a la planta de salud mental de un hospital, y la psiquiatra me ha recetado pastillas de nuevo. 
Es jodido estar triste y pensar en el motivo y no encontrar ninguno. No hay nada en mi entorno que me haga estar así. Y es más jodido aún no poder hacer nada. 
Afortunadamente, no todo ha sido malo y puedo sentirme afortunada por tener unas amigas maravillosas, que aunque no sea 100% sincera con ellas, saben sacar lo mejor de mi. Y si algo bueno me llevo de este año, son esas personas.